viernes, 2 de noviembre de 2012

LIBERACIÓN Nº 282, junio de 2012 www.pl.org.ar. Victor Avila ( colectivo)

de Colectivo Nacional, el El Martes, 30 de octubre de 2012 a la(s) 5:56 ·
EDITORIAL
Unidos y organizados en la lucha contra sojeros, monopolios y genocidas

            La Unidad y la Organización son dos valores fundamentales, pero no lo son en “el aire”, sino en concreto para que el pueblo argentino pueda avanzar en la lucha contra sus enemigos históricos de la dependencia, la represión y la falta de derechos sociales.
            El PL plantea “Unidos y Organizados contra los Sojeros”, porque esta minoría explotadora del campo se niega a pagar mínimos impuestos en Buenos Aires y demás provincias. Se niega a pesar de que desde que Monsanto introdujo su semilla RR y sus agrotóxicos,  ha ganado fortunas con la soja. No quiere que el Estado capte una parte de su rentabilidad extraordinaria y con ese dinero se puedan financiar gastos sociales de millones de argentinos.
            ¿Millones de argentinos todavía necesitan comida, medicamentos, vivienda, trabajo, etc.? Sí, todavía hay dos millones y medio entre desocupados y subocupados; más de un 20 por ciento de pobres, por más que el Indec diga que son tres veces menos.
            Atender las necesidades de esos compatriotas requiere cobrar más impuestos a los que más tienen y no castigar al salario de los trabajadores como si éste fuera una ganancia. Tal la errónea política del gobierno.
            Esos sojeros tienen campos que valen 10.000, 12.000 y más de 15.000 dólares la hectárea en la zona núcleo o pampa húmeda, y pagan un inmobiliario por 270 dólares. Un campo de 100 hectáreas vale un millón de dólares pero paga menos que un auto Renault Sandero modelo 2011, como demostró el diario Página/12 y admitió un editorial del oligárquico “La Nación”.
            Pero con ayuda de los diarios monopólicos, se quejan como si estuvieran confiscándolos sin indemnización. Y lanzan a sus grupos a la calle, a cacerolear en los barrios ricos de la Capital. Son herederos de las cacerolas de teflón de 2008, de los destituyentes de la Mesa de Enlace. E históricamente son parientes de las ollas que sonaban en Chile en 1973 pidiendo el golpe contra  Salvador Allende.
            ¿Cuál es la salida? Luchar para imponer una reforma impositiva que grave en serio la propiedad sojera acorde a su real valor de mercado y no a los valores congelados de los ´90. Así las provincias y la Nación tendrán un mejor ingreso para aplicarlo a necesidades del pueblo.
            No hay que permitirles levantar cabeza a estos oligarcas que en muchos casos fueron socios de la dictadura, como la Sociedad Rural. Hay que enfrentarlos en las calles y en las rutas, que no corten ni una como cortaron la otra vez. Ahora hay que correrlos con piquetes y manifestaciones obreras y populares. ¡Fuera sojeros! ¡Paguen sus impuestos!

            El PL también propone: “Unidos y Organizados contra los monopolios” como Clarín, al que la Corte Suprema de Justicia puso el límite del 7 de diciembre para su medida cautelar contra el artículo 161 de la ley de medios.
            Ese artículo es mal llamado “cláusula de desinversión”; debería nominarse artículo antimonopolios, porque obliga a quienes tienen licencias de más a que las vendan en un plazo de un año.
            Quien logró mantener esa cautelar durante no un año sino tres fue Clarín, gracias a jueces cómplices. Otros monopolios aprovecharon este período de gracia. En este sentido la ley de medios no fue aplicada en todo este tiempo. ¿Lo será luego del 7 de diciembre? Y, depende del nivel de unidad y movilización de los trabajadores y el pueblo argentino.
            Hasta ahora, como esa movilización había disminuido (en parte por el discurso desmovilizador del gobierno, asegurando que la ley de medios estaba perfectamente vigente), los plazos legales de Clarín se estiraron más de la cuenta. Con la lucha hay que acortársela. Que AFSCA y el gobierno informen cuáles y cuántas son las licencias de Magnetto y cía, y de los demás pulpos (Telefónica, Vila-Manzano, etc.). Que los jueces cómplices sean sometidos a juicio político y echados de la justicia. Que la ley de medios entregue ya un tercio de las licencias a sindicatos, pueblos originarios, cooperativas de trabajo, etc. Aquí también hay gran demora.

            El PL recomienda: “Unidos y Organizados contra los Genocidas”, varios de cuyos amigos están fogoneando los micro-cacerolazos contra la supuesta “dictadura de Cristina”. ¡Ellos, representantes de la dictadura de 1976, haciéndose las víctimas, cuando han tenido décadas de impunidad y no se han arrepentido de sus crímenes de lesa humanidad!
            Varios genocidas han sido condenados, pero con muchísima demora, por lo que centenares de ellos han muerto de viejos e “inocentes”, otros 33 se profugaron de la justicia y otros, como Videla, que desde su cómodo arresto en Campo de Mayo, concede entrevistas a medios nacionales e internacionales pavoneándose de sus crímenes.
            En esto no hay que inventar nada. Que se eleven las causas a juicio, con celeridad. Que se unifiquen esos juicios en vez de desperdigarse en causas por separado. Que haya condenas efectivas, en cárcel común.
¿Cómo puede ser que un criminal como Luciano B. Menéndez, condenado a 7 perpetuas, esté lo más bien en su casa de Córdoba? Estos nazis locales tienen que cumplir toda su condena en cárcel común, como obligaron los soviéticos a los jerarcas nazis condenados en Nuremberg. Rodolf Hess murió en la prisión de Spandau en 1987, a los 93 años de edad; nunca se le dio la libertad ni el arresto domiciliario, ni alegando edad ni razones de salud. ¿Por qué Menéndez y otros genocidas están en sus casas?

LIBERACIÓN Nº 282, junio de 2012

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